El pasado 20 de marzo echaba a andar la Plataforma Tecnológica Española de Fotovoltaica (Fotoplat) con la reunión de su comité gestor y el apoyo del Ministerio de Economía y Competitividad. Un apoyo digno de mención porque nuestros políticos llevan años intentado esconder, o eso parece, lo que España ha logrado en el ámbito de las renovables. Que es mucho.
“Pretendemos dar valor al tejido científico–tecnológico que España ha desarrollado durante 30 años”. Lo defiende con vehemencia Juan Avellaner, presidente de la Plataforma Tecnológica Española de Fotovoltaica (Fotoplat). Tal vez porque después de toda una vida ligada a la energía solar, es muy consciente de que todo ese esfuerzo se puede ir al traste si lo abandonamos justo ahora, cuando se ha hecho lo más difícil y los competidores se multiplican por todo el mundo. La marca España en la fotovoltaica está en juego y Fotoplat quiere demostrar su solidez. Y lo hace reclamando un espacio entre las plataformas tecnológicas españolas que buscan una mayor cohesión y desarrollo de la innovación. Este tipo de organizaciones tratan de conformar un foro de intercambio y participación y en especial presentar un instrumento de consulta, de servicio, para otras organizaciones e instituciones, tanto públicas como privadas: el propio Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco), organizaciones públicas como el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), y otros foros de relación como la Alianza por la Investigación y la Innovación Energética (ALINNE) y otras organizaciones empresariales nacionales e internacionales. La iniciativa partió de Soliker, y del Instituto de Sistemas Fotovoltaicos de Concentración (ISFOC). Y desde el principio ha contado con el apoyo del MINECO, a través del programa Innfluye, destinado al desarrollo de las plataformas tecnológicas. En la primera reunión de trabajo participaron representantes de todos los actores del sector: empresas tecnológicas, universidades, centros tecnológicos y de I+D, públicos y privados, y la administración pública, representada por el Mineco, el IDAE y el CDTI.