El pasado 20 de marzo echaba a andar la Plataforma Tecnológica Española de Fotovoltaica (Fotoplat) con la reunión de su comité gestor y el apoyo del Ministerio de Economía y Competitividad. Un apoyo digno de mención porque nuestros políticos llevan años intentado esconder, o eso parece, lo que España ha logrado en el ámbito de las renovables. Que es mucho.
“Fotoplat quiere hacer más visible la marca fotovoltaica española”
Juan Avellaner lleva en esto de las renovables desde los tiempos en que solo estaban en la cabeza de algunos iluminados, nunca mejor dicho, como él. Sabían que acabarían marcando el paso energético y se lanzaron a poner las bases científico–tecnológicas por un lado, y regulatorias por otro. Porque Avellaner fue de los que puso en pie la Plataforma Solar de Almería (con otros históricos como Fernando Sánchez Sudón, hoy en el CENER) y también ha empujado desde el IDAE, preparando muchos papeles que sirvieron de base regulatoria y de planificación para recorrer el camino que la energía solar necesitaba.
– ¿Qué es una plataforma tecnológica?
Es una unión público–privada tecnológica en la que tienen que implicarse la ciencia y la innovación. La innovación está pegada a la industria y lo científico a los centros tecnológicos, a las universidades.
– ¿Cómo surge Fotoplat?
Surge como consecuencia de la necesidad del sector de la fotovoltaica de agruparse después de un periodo de crecimiento exagerado, a tasas de más del 50% anual, y en el que la industria española no ha conseguido ir a la velocidad que le pedía la demanda. Demanda forzada desde fuera, por capitales y por industrias, aprovechando un buen marco de apoyo. Los beneficiados han sido otros, normalmente externos. Sin embargo, hemos desarrollado un excelente tejido científico–tecnológico durante 30 años, pero de repente se nos fue de las manos en 2002–2004. No nos aprovechamos del circuito que supone vender en el mercado y tener recursos para hacer innovación. Y así te vas quedando obsoleto. Solo con que hubiéramos reservado el 50% de lo que se ha instalado en España para los fabricantes nacionales habríamos resuelto el problema. La idea de la plataforma tecnológica surge entre la empresa Soliker (Grupo Unisolar-Soliker) y el Instituto de Sistemas Fotovoltaicos de Concentración (ISFOC). Desde el principio el Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco) –conviene recordar aquí el papel que ha jugado María Luisa Castaño– se muestra dispuesto a apoyarla. Tras solicitar su creación formamos un comité ejecutivo e invitamos a una serie de empresas fabricantes. El pasado 20 de marzo inició su andadura y el 14 de junio celebraremos la asamblea de asociados.
– ¿No convendría haber pensado antes en una plataforma así?
En el año 2005 ASIF, Ciemat y otros intentaron algo parecido pero no llegó a cuajar. Probablemente porque en aquel momento las empresas industriales del sector fueron barridas por otras más de corte financiero, de promoción y explotación de instalaciones. Y creo que los distintos ministerios relacionados con el tema no han sabido llevar bien la fotovoltaica, no han coordinado adecuadamente lo que era energía y lo que era industria. Siempre se nos ha visto como productores de kilovatios pero se nos ha obviado como industria fabricante de bienes de equipo y tecnólogos.